2.7.13

"Buenos días, puto gordo."

No sé si dice mucho de mi empezar un post citando a Almodovar, no soy demasiado fan de su trabajo, del primero si, "Entre tinieblas" es una locura, y de lo más reciente "Todo sobre mi madre" y "Volver" no están nada mal, pero he de admitir que me parece muy sobrevalorado. A lo que iba. Almodovar en una entrevista decía que "hay días en los que uno se levanta más gordo y más feo", tuve que darle la razón.
Hay días en los que la moral no sólo no acompaña sino que destruye todo el poco amor propio que puedes tener, sin saber exactamente si es por nervios o cansancio, o sólo porque has pisado con el pie equivocado al salir de la cama y el día se te ha torcido sin darte cuenta. 
Te miras en el espejo del baño justo antes de entrar en la ducha y sientes una pequeña lagrima descender por tu mejilla, figuradamente, que mata la poca autoestima que reservabas de lo guapo que te viste una vez, hace años. 
En este tipo de días lo que veo es un cuerpo destruido después de un largo periodo de inactividad, con un catéter asomando por el pecho, algunas cicatrices, ojeras por el cansancio y una cara derrotada que me devuelve una mirada somnolienta que parece decirme con desgana "Buenos días puto gordo, vaya pinta de mierda tienes hoy", este es el nivel de autoestima que se tiene en mañanas como estas.
La polla mas pequeña del mundo, la barba menos cuidada del país, la barriga más fea, las estrías mas horribles (os recuerdo que en el hospital tuve unos cambios de peso de 105kg cuando entre, 140kg al volver de la UCI y 80kg cuando salí, lo que peso ahora me lo voy a reservar porque es uno de esos días en los que creo que es demasiado, esos cambios de paso tan rápidos y radicales te joden la piel) unas ojeras como el cañón del Colorado, una piel enfermiza y blanquecina y un cuerpo sin tono muscular. Así me veo, así me vendo. 
Otros días tengo que admitir que me miro y lo que digo es "Joder, eres un puto dios dorado", no tengo claro si subo o bajo.
Estos días de poca autoestima cambian por completo tu manera de interactuar con el mundo, o sobrecompensas, te pones graciosillo, efusivo, nervioso, sin poder parar de hablar, o te hundes en la más absoluta miseria y tratas de pasar desapercibido.
Yo casi siempre que estoy en la víspera de una consulta, a la espera de resultados, como hoy, sin poderlo evitar, me inclino hacia pensamientos negativos, absurdos casi siempre y arrastro todo lo demás con ello.
Son días en los que no sabes si quieres estar acompañado, porque crees que eres un peñazo mientras miras a un punto perdido en la pared pensando que podrías perderlo todo en unas horas, o en los que te mueres de ganas de pasar la noche acompañado, porque podría ser la última. 
Esta manera de ver el mundo donde cada mes podría terminar todo empieza a ser agotadora.

Normalmente soy un tío bastante bueno, seguro de si mismo en algunas cosas y con toda la vida por delante, pero hoy y cada mes por lo menos un día, soy un enfermo, gordo, cansado, al que puede que sólo le queden unas pocas horas de libertad.

Así es vivir con revisiones médicas por un trasplante de médula siendo un neuras como yo.

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