7.5.13

620km

Subo con una amiga, estrenando coche, planeando viajes, días de curro, de amigos, de sol, de Barcelona. Es un viaje raro, de clima, de compañía genial, se dejan claras cosas que nunca está de mas hablar, buena música y todo bien.
La ciudad me recibe con el cielo cerrado, algo de frío pero con promesas de sol, que cumple en un par de días.
Me organizo el trabajo, los amigos, los animales a los que tengo que cuidar, me organiza la vida la ciudad y siento que me he dejado algo importante en Madrid, una sensación que es rara que me traiga a Barna, pero que se ha venido conmigo.
Sale el sol, llega el calor, han pasado días, no me cruzo con gente con la que quiero y no me quiero cruzar, sentimientos encontrados. Me dan bien de comer, más que bien, sin recurrír a los tuppers de mi madre, en su lugar un bocadillo de calamares en su tinta en una azotea que me sabe a puto paraíso.
Como la fabada de importación, una pasta con pera en una casa por la que pase fugazmente, el Ramen tradicional, el "Japo-talego", la cena fiasco Juego de Tronos, un crepe de Chocolate y plátano, y me saben de maravilla las promesas de planes culinarios, en todos los sentidos, cuando esos 620km desaparezcan como vinieron.
Descubro que mi proyecto final no va tan mal, mucho curro por delante pero puedo llegar, descubro que mis amigos siguen aquí, inamovibles, me reconforta, una vez más, ver que Barcelona no se olvida de mi, que me sigue tratando como el hijo de puta afortunado que soy.
Me he dado cuenta de que hace casi dos años que por fuerza mayor tuve que volver a Madrid, he recordado lo traumático que fue al principio, lo seguro que tenía que si salía del follón en el que me estaba metiendo, si seguía vivo para contarlo, volvería. Ahora ya no estoy tan seguro, supongo que Madrid se me ha agarrado a la cabeza y al corazón, aunque suene cursi y es una ciudad difícil de soltar.
Barcelona sigue aquí, eso me ha quedado claro esta vez más que nunca, Barcelona me espera y me recibirá con los brazos abiertos. Yo tampoco me olvido.
Pero pasa una cosa que antes nunca me pasaba. Tengo muchas ganas de desandar estos 620km, mañana, rápido, acelerando al límite de la legalidad, pienso volar hacia Madrid, hacia una ciudad que me recibe con potencia cada vez que vuelvo y que se ha convertido, a fuerza de tiempo y una suerte que una vez más no termino de creerme, en mi hogar.
Vuelvo a Madrid, desde Barcelona, un viaje que parece que nunca termino de hacer, con un pie en cada lado, con sensaciones, personas y recuerdos en cada una de las dos ciudades que sin duda han supuesto una vida para mi. Me voy de Barcelona, sabiendo que vuelvo en breve, quizá para quedarme algo más de tiempo y teniendo claro que me ha quedado mucha gente por ver. Pero, una vez más, no me olvido.

Madrid, vuelvo mañana y van a pasar cosas.

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